Cuando empiece el año mil que sigue al año mil.
El oro estará en la sangre. El que contemple el cielo contará denarios; el
que entre en el templo encontrará mercaderes; los mandatarios serán
cambistas y usureros; La espada defenderá la serpiente. Pero el fuego será
latente, todas las ciudades serán Sodoma y Gomorra y los hijos de los hijos
se convertirán en la nube ardiente; ellos alcanzarán los viejos estandartes.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, todos sabrán lo que ocurre
en todos los lugares de la tierra: se verá al niño cuyos huesos están
marcados en la piel y al que tiene los ojos cubiertos de moscas, Y al que se
da caza como a las ratas. Pero el hombre que lo vea volverá la cabeza, pues
no se preocupará sino de sí mismo; dará un puñado de granos como limosna,
mientras que el dormirá sobre sacos llenos. Y lo que dé con una mano
recogerá con la otra.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, la mirada y el espíritu de
los hombres serán prisioneros; estarán ebrios y no lo sabrán; tomarán las
imágenes y los reflejos por la verdad del mundo; se hará con ellos lo que se
hace con un cordero. Entonces vendrán los carniceros; los rapaces los
agruparán en rebaños para guiarlos hacia el abismo y levantar a los unos
contra los otros; se les matará para tomar su lana y su piel y el hombre que
sobreviva será despojado de su alma.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres no confiarán en
la ley de Dios, sino que querrán guiar su vida como a una montura; querrán
elegir a sus hijos en el vientre de sus mujeres y matarán a aquellos que no
deseen. Pero ¿qué será de estos hombres que se creen Dios? Los poderosos se
apropiarán de las mejores tierras y las mujeres más bellas; los pobres y los
débiles serán ganado; los poblachos se convertirán en plazas fuertes; el
miedo invadirá los corazones como un veneno.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, habrá surgido un orden negro
y secreto; su ley será el odio y su arma, el veneno; deseará siempre más oro
y se extenderá su reino por toda la tierra, y sus servidores estarán unidos
entre ellos por un beso de sangre. Los hombres justos y los débiles acatarán
su regla. Los poderosos se pondrán a sus servicios. La única ley será la que
dicte en las sombras; venderá el veneno aun dentro de las iglesias. Y el
mundo avanzará con ese escorpión bajo el pie.
Cuando empiece el año mil que sigue al año mil, los hombres sabrán hacer
realidad los espejismos; los sentidos serán engañados y creerán tocar lo que
no existe; seguirán caminos que solo los ojos verán y el sueño podrá hacerse
realidad. Pero el hombre ya no sabrá distinguir entre lo que es y lo que no
es. Se perderá en falsos laberintos; los que consigan dar vida a los
espejismos se burlarán del hombre pueril, engañándole. Y muchos hombres se
convertirán en perros rastreros.