Algunas veces son horribles esos haces de luz en el cielo. Te recuerdan que ahí arriba está sentado Jehová, el Dios celoso, el Todopoderoso, cuyos ojos están vigilándote siempre, sin descanso. Te recuerdan que cuando él llegue, toda la tierra temblará quedando como un cementerio en ruinas; los ángeles fríos y brillantes te llevarán de un lado a otro y no habrá tiempo de explicar lo que podría explicarse con tanta sencillez…
jueves, 10 de septiembre de 2009
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