Cualquier autoridad puede convertirse en diablo, ya sea la “Espiritualidad de la Nueva Era” bajo la forma de un gurú, o la religión ortodoxa, en la persona del Papa, o la ciencia, en la forma de alto poder académico o la política, cuando empezamos a dejar que otros pongan en práctica la capacidad de discriminar por nosotros.
“Verdad” es una palabra terrible, porque realmente depende del que la pronuncia. Si relegamos la necesidad de luchar individualmente para descubrir lo que entendemos es la verdad, nos comportamos como idiotas.
Creo que tiene que ver con un aspecto de los seres humanos que no quiere hacer el esfuerzo necesario. Fundamentalmente somos criaturas perezosas y la dependencia de los gurúes, es una manifestación de nuestra pereza.
Extracto de una entrevista con Liz Greene
http://planocreativo.wordpress.com
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