¿Quién los nombró reyes o emperadores?,
La horrenda lucha bestial y belicista,
Adjudicándose títulos y honores,
Con injustas disputas perversas y egoístas.
Implantando leyes aberrantes y perniciosas,
Y Llenando sus arcas en las conquistas,
Con coacción abominable y desquiciada,
Malvadas execrables y extremistas.
Creando una absurda y perpetua dinastía,
Para que sus descendientes e ineptos herederos,
Con esa arbitraría y obstinada felonía,
Explotaran a los humanos con su poder artero.
Cuándo tendrán la ética moral de abdicar,
Y se despojen de esos títulos mal habidos,
Y nunca jamás le sea posible usurpar,
El sacrificio de los pueblos sometidos.
Con el mayor criterio y honestidad he censurado,
A estos señores hipócritas muy cretinos,
Que en democracia estos abusos han caducado,
Y lo confirma un poeta altruista mendocino.
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