Cuando despiertas del sueño del ego,
durante un tiempo estás como ausente,
como perdido en la alegría de un mundo que gira solo.
Pero tarde o temprano regresas por completo
al lugar en el que estabas y a la vida que vivías.
Solo que ahora puedes pensar, sentir y emocionarte libremente y sin límites.
No te importa ganar ni perder, sino atravesar cada instante plenamente.
Sin barreras, sin renuncias, sin pretensiones.
Y todo porque ya no tienes miedo.
http://javier-miblog-javier.blogspot.com/2010/11/el-miedo.html
martes, 30 de noviembre de 2010
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