sábado, 15 de mayo de 2010

El patriotismo es un obstáculo para la felicidad humana

«El espíritu separatista del nacionalismo se está extendiendo como el fuego por todo el mundo. Se cultiva el patriotismo y se explota hábilmente por los que buscan más expansión, más amplio poder, más grandes riquezas; y cada uno de nosotros participa en este proceso porque también deseamos estas cosas. La conquista de otras tierras y otros pueblos provee nuevos mercados para el comercio, como también para las ideologías políticas y religiosas.

Uno debe ver todas estas expresiones de violencia y antagonismo con mente libre de prejuicios; es decir, con mente que no se identifica con ningún país, ninguna raza o ideología, sino que procura hallarla verdad. Hay gran gozo en ver una cosa con claridad, sin la influencia de las ideas o instrucciones de otros, ya sea del gobierno, de los especialistas o de los grandes intelectuales. Una vez que veamos realmente que el patriotismo es un obstáculo para la felicidad humana, no tenemos que luchar contra esta falsa emoción en nuestro ser; nos habrá abandonado para siempre.

El nacionalismo, el espíritu patriótico, la conciencia de clase y raza, son todas expresiones del yo, y por lo tanto separativas. Después de todo, ¿qué es una nación sino un grupo de individuos que viven juntos por razones económicas y de propia protección? Del miedo y de la adquisitiva defensa propia nace la idea de "mi país", son sus fronteras y barreras tarifarías que hacen imposible la hermandad y la unidad del hombre.

El deseo de ganancia y de posesión, el anhelo de identificación con algo superior a nosotros, crea el espíritu de nacionalismo, y el nacionalismo engendra la guerra. En todos los países, el gobierno, estimulado por la religión organizada, sostiene el nacionalismo y el espíritu separatista. El nacionalismo es una enfermedad, y no podrá jamás realizar la unidad mundial. No podemos alcanzar la salud mediante una enfermedad, tenemos primero que libertarnos de la enfermedad.

Es porque somos nacionalistas y estamos listos para defender nuestros Estados soberanos, nuestras creencias y nuestras posesiones, que tenemos que estar perpetuamente armados. La propiedad y las ideas han llegado a ser para nosotros más importantes que la vida humana; así pues, hay constante antagonismo y violencia entre nosotros y el resto de la humanidad. Al mantener la soberanía de nuestro país, destruimos a nuestros hijos; al rendir culto al Estado, que es sólo una proyección de nosotros mismos, sacrificamos a nuestros hijos por nuestra propia satisfacción. El nacionalismo y los gobiernos soberanos son las causas y los instrumentos de la guerra».

La educación y el significado de la vida (1950)
[Extracto del libro escrito por Jiddu Krishnamurti]
http://serpensador.blogspot.com/

No hay comentarios:

 

despierta imbécil! Design by Insight © 2009