lunes, 10 de mayo de 2010

Afectuosamente suyo, Albert Einstein.

Estimado Señor Berkowitz:

Me siento muy agradecido al recibir una carta tan agradable como la del 24 de octubre. Tales palabras son la mejor recompensa para un autor.

Mi posición en relación con Dios es la de un agnóstico.

Estoy convencido de que esa viva conciencia de la importancia primaria de los principios morales para la mejora y el ennoblecimiento de la vida no necesita la idea de un "dador de leyes", especialmente un legislador que trabaja sobre la base de recompensa y castigo.

Estoy enviando en sobre aparte de mis dos libros que contienen escritos ocasionales, donde encontrará más información sobre este tema.

Afectuosamente suyo,
Albert Einstein.

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