«Sabemos ya que la esclavitud de la caverna consistía en tomar las sombras por 'la verdadera y única realidad', en conformarnos al más o menos con que se presentan las cosas, en habituarnos a la oscuridad, a los tropiezos, contradicciones, propios de este mundo nuestro. A este modo de relacionarnos a las cosas y de conocerlas, Platón lo denomina 'creencia'. Difícil que aquel que se conforma a este mundo llegue a vislumbrar una posibilidad radicalmente distinta de ser. Para eso se requiere de un disconformismo esencial respecto del mundo de la apariencia; es preciso estar permanentemente aguijoneado por el deseo de cosas superiores. Más difícil lo será aún para el individuo que vive en permanente y confiado comercio con los sustitutos de esa misma apariencia. Imaginemos a un hombre que vive, por decirlo así, de los subproductos del mundo de la creencia: de la televisión, del parloteo, de la información indiscriminada, acrítica, 'pantallas' todas éstas en que la precaria realidad nuestra es, además, torcida, simplificada, parcializada. Tal individuo tendrá un conocimiento, si es que se le puede llamar así, totalmente imaginario. Se habituará a vivir en un total olvido de la realidad, pues las imágenes que tiene por reales —sus héroes, los espectáculos, los hechos que despiertan su curiosidad, etc.— son, como diría Platón, sombras de sombras, débiles imágenes de una realidad ya degradada. A este modo de relacionarse a las cosas y de conocerlas, Platón lo llama 'conocimiento imaginativo o conjetural'. Es el más bajo de todos.
Ambos modos —creencia y conocimiento imaginativo— constituyen los grados ínfimos del saber. Platón los engloba bajo el nombre común de doxa, opinión.
En resumen: la opinión es la facultad de conocer la apariencia (y la apariencia de la apariencia); lo que cambia continuamente y continuamente se debate entre el ser y el no ser. Es, por tanto, un conocimiento meramente probable, incierto.
A la opinión, Platón contrapone la ciencia, episteme, en griego».
Breve historia de la Filosofía (1997)
[Extracto del libro escrito por Humberto Giannini]
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