Fue decir ayer que quiero llegar hasta el final de las redes de tráfico de niños con fines sexuales y llegarme el trabajo investigativo a mogollón. Anoche me tragué casi tres horas de conferencia de “El club de la profecía” del ex sacerdote católico, ex brujo satánico y ex grado 32 de la masonería, Bill Schnoebelen que me permitió colocar unas cuantas piezas del rompecabezas de las redes pederastas y el satanismo. Después de escuchar a una persona tan docta en la materia puedo afirmar con rotundidad que la una no puede existir sin la otra. El tal Bill fue uno de tantos hippies buscadores que, huyendo de la Iglesia, se unió “al lado oscuro de la fuerza”. Conoce por dentro La Iglesia de Satán de Antony Levay y opina que es “una minucia” al lado de los verdaderos y altos satanistas, que tienen que cumplir con dos condiciones previas: 1-ser sacerdote de la Iglesia católica y 2- ser un alto grado de la masonería. Schnoebelen describe los diferentes grados de la masonería y su desarrollo en el tiempo como sólo un iniciado puede hacerlo. Dice que sólo pueden acceder a estos niveles tres categorías de personas: 1-brujos negros (que era su caso), 2-linajes aristocráticos y 3-grandes financieros y personalidades famosas en diferentes ámbitos. En esos últimos grados es cuando conocen que su Dios es Lucifer y que él les puede hacer el mayor regalo, es decir, la inmortalidad. El secreto para conseguirlo es practicar sexo con niños, particularmente anal. La explicación es doble: por una parte, como intuía ayer, es de la inocencia de los niños de donde obtienen la regeneración de su energía ... http://www.rafapal.com/?p=4708
jueves, 25 de marzo de 2010
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