Soñaba despierto y vivía dormido, viajaba sin moverse y envejecía sin crecer. Atemorizado, logró escaparse de su cuerpo. Una vez libre, decidió aislarse en la montaña. Se refugió en la cueva más desolada de todas las cumbres. Nunca amanecía. El frío era su fogata. La soledad su compañía. La búsqueda su razón. Sabía que un día lo encontraría. Su fuga no iba ser en vano. Aunque costara la locura, su tortura tenía sentido...http://doctormostaza.blogspot.com/2010/03/asi-hablo-zebathustra.html
sábado, 13 de marzo de 2010
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