“La civilización es vanidad y todo en ella es vanidad. Y aquellas estructuras y teorías que el hombre llama conocimiento y arte no son más que grilletes y cadenas doradas que el hombre arrastra, y él se regocija con sus reflejos brillantes y sus sonidos metálicos. Son jaulas fuertes y el hombre comenzó a fabricar sus barrotes hace siglos, sin darse cuenta de que estaba construyendo desde adentro y de que pronto se convertiría en su propio prisionero por toda la eternidad. Y entre todas las vanidades de la vida, hay una sola cosa que el espíritu ama y desea. Es un despertar dentro del espíritu; aquel que lo sabe es incapaz de revelarlo en palabras; y aquel que no lo sabe, nunca pensará en el dominante y hermoso misterio de la existencia”.
lunes, 4 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario