Dos instituciones controlan a día de hoy la vida de nuestros hijos:
la televisión y la escuela, por este orden. Ambos reducen el mundo
real de sabiduría, fortaleza, templanza y justicia hacia
una abstracción sin final y sin frenos.
Las escuelas están diseñadas para producir, a través de
la aplicación de fórmulas, seres humanos estandarizados
cuyo comportamiento pueda ser predecible y controlado.
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