La historia nos enseña que ningún cambio trascendente proviene de las cúpulas, sino de las bases. Unas bases doloridas, sensibles y despiertas que siempre han ido por delante de las raíces atávicas que han mantenido –hasta el presente- unido al ser humano al mito. Entendemos por mito al conjunto de creencias e imágenes que se forman alrededor de un personaje o fenómeno y le convierten en modelo o prototipo. Y aunque podría parecer que no es así, el mito campa a sus anchas en nuestra cultura global, más allá del espacio religioso.
lunes, 24 de agosto de 2009
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